Si al más puro estilo adolescente,
varios jóvenes reúnen dinero para celebrar un botellón, el evento les resultará
no sólo viable desde el punto de vista de la disponibilidad de sus recursos económicos,
sino que les resultará menos gravoso que si tuviera que asumir cualquiera de
ellos el costo de la total inversión.
Fuera de cualquier teoría económica, incluida la de
aquellos que definen la praxis económica actual como flujos de inversión, similares
al comportamiento de la Física, lo cierto es que no dista el ejemplo primero de
la realidad, como resolución del comportamiento práctico de la Economía.
Los grandes poderes económicos, desembolsan cantidades
ingentes de dinero que reúnen en fondos de inversión. En un mundo sin fronteras
y desregulado para este tipo de entes, operan sin límite invirtiendo en todo
tipo de activos. Como un tiburón hambriento, devoran desde inversiones
inmobiliarias de todo tipo, como pisos protegidos o terrenos, a medianas
empresas y hasta grandes corporaciones. BlackRock o Vanguard, son sólo algunos
de los ejemplos que podrían citarse.
Según
Finect, aludiendo a los datos de Willis Towers Watson, las quinientas gestoras
más importantes de fondos de inversión, gestionan ochenta billones de dólares
anuales, dejando por tierra y empequeñecida la economía nacional de cualquier
país.
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