La apertura del franquismo a las potencias occidentales,
llegó de la mano de los Pactos de Madrid del año 1953. El precio que pagó
España, se tradujo en la instalación de bases norteamericanas en nuestro
territorio.
En 1988, se firmó un acuerdo que culminaba la pretensión
española de ver reducido el contingente militar extranjero en suelo patrio.
Sin que haya existido discusión política alguna, ni
debate público, España ha autorizado la presencia permanente de tropas
foráneas, aumentando la superficie destinada a bases extranjeras y albergando
tropas de élite de intervención rápida en África del norte.
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