Rescatar un país, significa que ante una situación en la
que la refinanciación de su deuda en el mercado se torna imposible, ya que los
inversores exigen un interés, o prima de riesgo, para la compra de la deuda
pública, los Gobiernos Europeos, Francia y Alemania, junto al FMI, acuerdan la
concesión de un préstamo a un tipo de interés cuya supervisión posterior recae
sobre el BCE, FMI y Bruselas.
Pero
además, el país rescatado queda obligado al cumplimiento de otros requisitos,
cuyas consecuencias se traducen en la pérdida de poder adquisitivo de
pensionistas y asalariados públicos, el aumento de impuestos, el cierre de los
mercados exteriores, el aumento de la
emigración o el desempleo.
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