Próximo a cumplir los trescientos
años de historia, el Real Jardín Botánico abre un espacio en Madrid para el
cultivo, investigación y exhibición de plantas, arbustos y árboles. Su creación
data de 1755, y fue construido por orden del rey Fernando VI, quien dotó a la
ciudad con un Jardín Botánico, antes que otras ciudades europeas como Londres o
Berlín, tuvieran el suyo propio. En la actualidad, cuenta con una extensión de
ocho hectáreas, repartidas en diferentes zonas temáticas. El carácter imperial
español, convirtió en su época al histórico lugar en una auténtica joya
botánica, al disponer de especies asiáticas, africanas, americanas y europeas. Las
grandes expediciones científicas que fueron pioneras en la catalogación e
investigación de nuevas especies, realizadas durante los siglos XVIII y XIX, como
la Real Expedición Botánica del Virreinato de Nueva Granada, llevada a cabo por
José Celestino Mutis, aportan al herbario del jardín un auténtico tesoro
histórico. Algo más de un siglo antes de la construcción del proyecto “Biosfera
2” en Arizona, precursor de futuras colonias espaciales, la Estufa de las
Palmas funcionaba ya en pleno siglo XIX, como un auténtico y futurista
invernadero, gracias a su estufa fría que permitía y, lo sigue haciendo en el
presente, el cultivo en el frío invierno madrileño de plantas exóticas,
helechos o nenúfares en su estanque.
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