lunes, 6 de julio de 2020

El negocio de la salud

   Premios Nobel, como Thomas Steitz, han denunciado el negocio de los fármacos, que tratan enfermedades crónicas en lugar de alcanzar una cura definitiva. La rentabilidad de la enfermedad, planea sobre las multinacionales que obtienen, al cabo de cualquier ejercicio económico, sumas astronómicas. El lobby farmacéutico ejerce su dominio, no sólo sobre la industria, sino también en la política. Donald Rumsfeld, el que fuera Secretario de Defensa, fue presidente ejecutivo de la multinacional farmacéutica Searle and Co. El ámbito de la política está en manos de la gestión de las grandes firmas que elaboran medicamentos, y que han sido las responsables de la financiación de las campañas de Obama o Hillary Clinton. Las grandes fortunas se han ido involucrado, en las últimas décadas, en dicho sector, sirviendo como ejemplo la familia Rockefeller, paradigma del petróleo, que ha abandonado el crudo para abrazar el mundo empresarial de la industria farmacéutica.
   La crisis, sin embargo, ha destacado otro negocio ligado con la vertiente de la salud, las residencias para la tercera edad. Sólo Japón cuenta ya con más de treinta millones de ancianos entre su población. El desarrollo de robots, está siendo la solución ideada para tratar de paliar la soledad de los más ancianos que mueren solos, como ha demostrado la última crisis sanitaria.
   Según un estudio llevado a cabo por antropólogos españoles en África, "Los pueblos indígenas africanos viven en sociedades en las que están protegidos de enfermedades mentales como la depresión, la anorexia o el estrés que hace mella en Occidente. Su vida en comunidad, la relación entre los niños o el cuidado de los ancianos están más ajustados a la historia evolutiva humana que la nuestra”. (elmundo.es).

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