Si frente a la pretensión de la imposición
de una determinada perspectiva de la realidad, no se confronta una visión
alternativa, el hecho efectivo de dicha objetividad será un imperativo
categórico sin contraposición.
Por el contrario, si frente a dicha realidad, existe una
visión contradictoria, la visión global ya no será unívoca. De ese modo y, con
el tiempo, las dos realidades podrán llegar a enfrentarse en igualdad de
condiciones; si se parte del principio en el que la primera posición impera ampliamente
sobre la segunda, pero con el tiempo va perdiendo empuje en detrimento de su
oposición.
La sola existencia de las dos realidades, puede provocar
que la alternativa venza a la primera proposición imperante, llegando incluso a
imponerse pese a haber partido con una clara posición de desventaja.
Por tanto, frente a cualquier realidad omnímoda, debe imperar
necesariamente una alternativa que rompa su trayectoria lineal.
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