En la Biblioteca
del British Museum, con el número 3.926 d.17 y con sello de entrada el 10 de
agosto de 1906, aparece el ejemplar de los “Protocolos de los Sabios de Sion”,
supuestamente compilador de las sesiones del Congreso Sionista de Basilea,
celebrado en 1897.
Aunque su autenticidad en rigor
histórico es discutible, el contenido del libro, más que profético, no debe
despreciarse habida cuenta de los acontecimientos no sólo pasados sino
presentes. En síntesis, viene a recoger el proceso de dominación mundial, conducente
al gobierno de un único rector, tras el sometimiento de los Estados y sus
pueblos y, sobre todo, una vez aniquilada la Iglesia Católica. En él podemos
leer:
“La
libertad política no es un hecho pero sí una idea. Esa idea, es necesario saber
aplicarla cuando hace falta, a fin de hacerla servir de cebo para atraer las
fuerzas de las multitudes a su partido, si este partido ha decidido usurpar el
de su rival. El problema se simplifica si el referido rival, se ha contagiado
de ideas liberales”. “En nuestros días, el poder del oro ha sustituido al de
las autoridades liberales. Hubo un tiempo en que la religión gobernaba”. “Es
suficiente dar a las masas el poder de gobernarse para que se conviertan
inmediatamente en un tropel completamente desorganizado”. “La política no tiene
nada de común con la moral”. “Nuestro derecho reside en la fuerza”. “La palabra
‘derecho’ es una idea abstracta que no está basada en nada y verdaderamente no
puede aplicarse nunca, en un sentido general”. “Del mal que momentáneamente
estamos causando y que nos vemos obligados a emplear, saldrá el bienestar de un
Gobierno indestructible que restablecerá el mecanismo normal de la existencia
que ha sido destruida por el liberalismo”. “Sólo un autócrata puede concebir
vastos proyectos y asignar a cada cosa su papel particular en el mecanismo de
la máquina gubernamental”. “Nuestro llamamiento ‘Libertad, Igualdad,
Fraternidad’, atrajo de las cuatro partes del mundo a nuestras filas, gracias a
nuestros agentes inconscientes, legiones enteras que llevaban nuestras banderas
con entusiasmo. Durante ese tiempo, esas palabras, como gusanos roedores,
devoraban la prosperidad de los cristianos, destruyendo su paz, su fortaleza y
su unión, derrumbando los cimientos de los Estados”. “Es indispensable para
nuestros proyectos que las guerras no causen ninguna alteración territorial. De
este modo todas las guerras se negociarán bajo el aspecto económico”. “La
Prensa es la que ha conseguido la libertad de palabra, pero los Gobiernos no
han sabido aprovecharse de esta fuerza y nos hemos apoderado de ella”. “Gracias
a la Prensa acumulamos todo el oro”. “Entonces nuestros derechos
internacionales barrerán las leyes del mundo entero, y gobernarán los Estados,
exactamente igual que lo hace cada uno para arreglar las cuestiones entre sus
ciudadanos”.
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