“El Apolo XIII inicia su viaje a la Luna en abril de 1970. Cuando está a punto de llegar a su destino, se produce una explosión en el espacio que les hace perder oxígeno y, además, cambia el rumbo de la nave. La situación de los tripulantes se hace desesperada cuando el oxígeno empieza a agotarse. Mientras tanto, el mundo entero vive pendiente del desenlace de tan angustiosa aventura”. Filmaffinity.
Wall
Street, La gran apuesta, Erin Brockovich o Marea roja, son películas utilizadas
en las escuelas de negocios para formar a los alumnos en los diferentes ámbitos
concernientes al mundo empresarial. Ejemplos de cómo lidiar con egos encontrados,
llegar a acuerdos, saber afrontar crisis o el propio entramado que representa el
sistema de relaciones personales, encuentran su ejemplificación práctica en las
diferentes secuencias fílmicas que, a modo de ejemplo, servirán a profesores y
estudiantes para cursar dinámicas de grupo o realizar ejercicios individuales.
Si por algo se caracteriza Apolo XIII es por ser una puesta en escena
aparentemente ajena al mundo de la empresa, y, sin embargo, y dejando el cine
de catástrofes a un lado, la concatenación de errores mostrados en todo momento
a lo largo del desarrollo argumental, demuestra cómo un equipo tiene que ir
resolviendo progresivamente los innumerables contratiempos, problemas y
amenazas de toda índole, a veces con tiempo suficientes para adelantar
soluciones o, en otras ocasiones, teniendo que resolver problemas contra reloj,
hasta lograr la culminación del éxito.